sábado, diciembre 06, 2014

Oaxaca de Rius




Un libro que reúne en dibujos a su estilo peculiar la visión que el monero Rius tiene de Oaxaca y de los oaxaqueños. Las ideas se le fueron forjando estos últimos meses que ha vivido entre los oaxaqueños. Y las plasmo en monos.

En una página explica el origen del nombre de la ciudad, del Valle y del estado: Huaxayacac, Guajaca, Oaxaca. También hace referencia al nombre que le fue puesto por los españoles: Antequera. ¿Y ante qué era? Y se alegra que no le hayan puesto Santa María Oaxaca u otro similar. Lo que tal vez no sabe es que la jerarquía católica se refiere a la ciudad no por su nombre Oaxaca de Juárez, sino San Marcial Oaxaca, que afortunadamente no tiene eco entre los residentes de la ciudad.

Para Rius el cerebro de los oaxaqueños está conformado por hebras tejidas, a semejanza del quesillo -queso Oaxaca-.

El día que presentó su libro en la Feria Internacional del Libro, se refirió a una debilidad o defecto acentuado de los oaxaqueños: su impuntualidad. Refirió que, cuando mejor le va, tiene que esperar media hora para que se cumpla una cita pactada a determinada hora. Por lo que he vivido estos penúltimos meses que he retornado al Valle de Oaxaca puedo asegurar, sin albur, que le cabe toda la razón.

En las primeras páginas también se refiere a la proliferación de santos y santas en los nombres de los pueblos, antepuestos a su nombre en zapoteco, mixteco o náhuatl. Y de plano propone eliminar tales, quedando los nombre originales en la lengua original: Atzompa, Coyotepec, Chapultepec, El Tule, Guichicovi, Mexicapan y así todos los pueblos, villas y supuestas ciudades –los casos quizá más criticables sean los de San Juan Bautista Tuxtepec y San Pedro y San Pablo Teposcolula, dos santos a la vez-. En algunas tertulias he externado la misma propuesta, previamente con una frase de sensibilización, diciendo que el laicismo juarista que muchos oaxaqueños pregonan es mero discurso y nada de práctica, sí fueran verdaderamente laicos ya hubiesen quitado de los nombres de los pueblos los de los santos y santas. Queda aquí la propuesta.

Y así va retratando Rius la vida en Oaxaca. Sus templos católicos fastuosos que datan de la época novohispana. Las edificaciones prehispánicas de Mitla y otras ciudades zapotecas. Las edificaciones civiles, de gobierno y las grandes casonas que han ido transformando en grotescos adefesios con anuncios de marcas de otras latitudes.

No podía faltar su dibujo del mezcal con gusano y sus efectos. Y una parte de la rica, por variada y exquisita, gastronomía.

Y la duda que externa en alusión al nombre de un danzón: ¿Y sí Juárez no hubiera muerto, sería del PRI?

Quedan incluidos los monos de calenda –que en otras latitudes de México llaman mojigangas- y mucho más. Un libro para ver y leer. Y verse retratado por la pluma del monero más destacado de México.


Título: Oaxaca de Rius
Autor: Eduardo del Río –Rius-
Editorial: Almadía
Edición: Primera, octubre de 2014.




Y el autógrafo.



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