sábado, agosto 31, 2013

El general en su laberinto



Después de las largas, intensas e interminables jornadas de lucha, la vida del General Simón Bolívar llega a su ocaso y fin. El libertador de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela llega a la senectud y la vive intensamente. Es la historia novelada que nos narra Gabriel García Márquez, iniciando en Santa Fe y concluyendo en Santa Marta, surcando el río Magdalena en el año de 1830.

Fluyen los recuerdos de batallas largas e intensas. Fluye al agua en el río por el que va surcando la embarcación en la que va el General. Fluyen los sueños, los anhelos. Fluye la vida.

Entre los recuerdos de batallas, alianzas y traiciones, también fluyen los recuerdos de las mujeres que alguna vez tuvieron relación con el General. Fluyen relaciones intensas, repentinas, instantáneas y pocas duraderas.

En la guardia que lo acompaña también va Agustín de Iturbide, como uno de sus edecanes. El mismo que fue depuesto como emperador de México al inicio de su independencia.

Las fiebres, la tos, el insomnio, la fatiga intensa. La vida que se acaba. La atención de los médicos a quienes recibe no para su diagnóstico, sino para charlar. La hamaca y las sabanas húmedas de los sudores del General. Todo este ambiente recreado por García Márquez de manera fluida, con esa capacidad para transmitir hasta los olores.

Acompañado de pocos amigos, odiado por muchos de los nuevos países americanos liberados, así termina el General. Algunas de sus últimas noches fuero intensas, con una intensidad distinta a la de su juventud y madurez. Cito:
... Él no la tocó en toda la noche, pero le bastaba con sentir la resolana de su adolescencia. De pronto, al lado mismo de la ventana, el capitán Iturbide empezó a cantar: “Si la borrasca sigue y el huracán arrecia, abrázate a mi cuello que nos devore el mar”. Era una canción de otros tiempos, de cuando el estómago soportaba todavía el terrible poder de evocación de las guayabas maduras y la inclemencia de una mujer en la obscuridad. El general y la muchacha la oyeron juntos, casi con devoción, pero ella se durmió a mitad de la canción siguiente, y él cayó poco después en un marasmo sin sosiego. El silencio era tan puro después de la música, que los perros se alborotaron cuando ella se levantó en puntillas para no despertar al general. Él la oyó buscando a tientas el cerrojo.
"Te vas virgen", le dijo.
Ella le contestó con una risa festiva:
"Nadie es virgen después de una noche con Su Excelencia"
Se fue como todas. Pues de las tantas mujeres que pasaron por su vida, muchas de ellas por breves horas, no hubo una con la cual hubiera insinuado siquiera la idea de permanecer...

Seguramente la vida de Simón Bolívar fue intensa hasta sus últimos días. No hay evidencia de cómo fueron esos días y la recreación que hace García Márquez es imaginaria. Ya que como escribió Jorge Semprún: las novelas no son la vida misma, son mucho más. Y ésta es una novela que hay que leer para disfrutar.


Título: El general en su laberinto
Autor: Gabriel García Márquez
Editorial: Diana
Edición: Primera, segunda impresión, septiembre de 1989.


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