miércoles, octubre 03, 2012

Un retrato para Trotsky




El 9 de enero de 1937 desembarcó del petrolero noruego “Ruth” León Davidovich y su esposa Natalia Sedova en el puerto de Tampico. A partir de ese día y hasta su muerte su vida quedó ligada para siempre a México. Recibió a la pareja de exiliados rusos la pintora Frida Kahlo, quien junto con su esposo el muralista Diego Rivera y otros distinguidos mexicanos gestionaron ante el Presidente Lázaro Cárdenas del Río la aceptación del revolucionario ruso como exiliado. Es parte de la historia que nos narra el autor, Julio Glockner en este breve libro.

Perseguido por el autoritario régimen que encabezó José Stalin en la extinta Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas –URSS-, Trotsky llevaba varios años de exilio en otros países. A partir de su llegada a México se estableció en Coyoacán, inicialmente en la casa de Frida Kahlo y Diego Rivera –hoy museo, conocido como la Casa Azul- y luego, por desavenencias con Diego, en su propia casa, esta última en Río Churubusco en el mismo barrio. Tal casa adquirida con aportaciones de organizaciones que apoyaron a Trotsky en su exilio, principalmente de Estados Unidos.

Vivió semioculto en ambas casas. Las fuerzas de Stalin lo perseguían. En mayo de 1940 su casa fue objeto de un asalto armado, encabezado por el muralista David Alfaro Siqueiros, con la intención de asesinarlo, sin lograr su objetivo.

El revolucionario ruso sólo tenía relación directa con su equipo de trabajo que residía en la misma casa que él. Poco frecuentaba a otras personas y muy pocas lo visitaban. Una de esas personas que lo llegaban a visitar en su casa fue la pintora Josefina Albisua, originaria de Puebla. El autor de este libro narra cómo llegó a conocer la casa y luego a la pintora. Ella autodidacta en el arte pictórico realizó por encargo que recibió a través de su hermano un retrato de León Trotsky, sólo por referencias de lecturas y fotografías de diarios y revistas. El primer retrato que hizo del revolucionario –él de perfil con la cabellera blanca y al aire, como fondo edificios de varias ciudades de Europa- no fue del agrado de quienes lo encargaron e hizo otro que ella misma entregó a Davidovich. Iniciándose así una amistad entre el revolucionario comunista, ateo y anticlerical y la pintora católica devota. Dos visiones del mundo muy distintas.

Poco tiempo duró esa amistad que se cultivó con visitas mutuas, a Puebla en la casa de ella y a Coyoacán en la casa de él.

León Davidovich –Trotsky- creador del ejército rojo de la URSS y perseguido por sus ideas de la revolución permanente fue asesinado en su casa de Coyoacán por el español Ramón Mercader, quien lo atacó en su estudio con un piolet. Murió el 21 de agosto de 1940. En sus exequias lo acompañó la pintora Albisua. Ella dejó caer algunas gotas de agua bendita sobre el cuerpo inerte de él.

Ella en charlas con Julio Glockner compartió sus recuerdos de Trotsky. Y Glockner los comparte con nosotros en este libro que recuerda la memoria de uno de los revolucionarios que han contribuido a cambiar el mundo.


Título: Un retrato para Trotsky
Autor: Julio Glockner
Editorial: Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Edición: Primera, octubre de 2011.

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