miércoles, septiembre 19, 2012

Museo Casa de León Trotsky



Ubicado en el sur de la ciudad de México. Al sur de lo que fue el río Churubusco en la colonia del Carmen de Coyoacán está la Casa que habitó el revolucionario ruso Lev Davídovich Bronstein -Лев Давидович Бронштейн- mejor conocido como León Trotsky, ahora convertida en Museo que lleva su nombre y que honra su memoria.

La existencia de esta Casa Museo reivindica en México el derecho al asilo de los que son perseguidos por regímenes autoritarios, como lo fue el que encabezó José Stalin en la extinta URSS.

En la sala de acceso se muestra una exposición con algunos libros que pertenecieron a Trotsky, carteles conmemorativos y de eventos en memoria del revolucionario ruso que llegó asilado a México por el gobierno que encabezaba el General Lázaro Cárdenas del Río. Ingresó por el puerto de Tampico el 9 de enero de 1937, de ahí fue trasladado en el Tren Presidencial y finalmente en automóvil a la Casa Azul que habitaban la pintora Frida Kahlo y Diego Rivera, quienes, junto con otros mexicanos, gestionaron su admisión como exiliado en México.

Trotsky y Natalia Sedova, acompañados por Frida Kahlo a su arribo a Tampico






Una casa, mediana, fue asegurada en sus puertas y ventanas ante un primer atentado que resultó fallido. Las puertas de la recamara en que dormía Trotsky y su esposa -Natalia Sedova- son metálicas, como de una caja fuerte. No fueron útiles las bardas altas, las tapias en la puertas y ventanas y el cuerpo de guardias. El asesino llegó de pie hasta el estudio de Trotsky para darle a leer un texto. Cuando leía fue golpeado en la cabeza con un piolet. Murió al día siguiente. El asesino fue el español Ramón  Mercader haciéndose pasar por periodista belga y enamorando a una hermana de la secretaria del revolucionario exiliado, lo que le permitió el acceso hasta su estudio el 20 de agosto de 1940, asesinándolo.


Junto a la casa está un austero monumento que conserva las cenizas de Trotsky y Sedova. Al frente el símbolo de la unidad de campesinos y obreros -hoz y martillo- y hacia arriba una bandera roja.

Un jardín de grandes y añejos árboles y lo que fueron gallineros permanecen resguardando los restos del revolucionario que pagó con su vida la defensa de sus ideas.





1 comentario:

Clarice Baricco dijo...

Tendré que visitarlo.
Saludos.