domingo, abril 22, 2007

Carámbura y el día del libro



Carámbura es un conjunto de siete cuentos muy breves, todos ellos forman un cuento. Un cuento de encantos y magia. Un hombre, se dice que guapo, que enamora a las mujeres, preferentemente bellas, las hace ir a su castillo, las encanta y las convierte en flores, poblando así su jardín.

El primer cuento se refiere a una mujer fea, debe ser alguna extraordinaria, ya que no hay mujeres feas. Ella recibe una pequeña carta, luego de varios días otras y otras. Es invitada al castillo. Llega y al ser recibida es encantada, es convertida en un cactus, un bello cactus. En otro de los minicuentos su hija se dedica a buscarla y la encuentra en el castillo negro. Se propone romper el encanto y lo logra. Logra desencantar a muchas de las flores que aún están en el jardín del castillo, las que vuelven a ser mujeres. Cito al autor:

Lo que pasó fue asombroso que ninguna palabra podría describirlo: de la nada, un enorme ejercito de mujeres –tan extraordinariamente bellas como la maga del centro del patio, no en balde habían sido flores- llenó el inmenso jardín del negro castillo.

Bello texto escrito por Héctor Cortés Mandujano. Bella la impresión. Títulos en rosa y viñetas en cada cuento. Una especie de cenefa con flores color rosa en cada página. Contraportada que cubre todo el libro, desde la misma portada, lo que le da doble portada. Bella manufactura.

Este bello libro, que tenía pendiente de leer desde hacía varios meses, es de una editorial que ha iniciado con mucho ímpetu la producción de libros de Oaxaca de Juárez. Almadía es un esfuerzo loable de producción bibliográfica en una entidad que tiene el penúltimo lugar en la escala nacional de grados de educación y donde el año pasado la feria del libro fue suspendida por el conflicto político y social que aún no tiene solución.


Título: Carámbura
Autor: Héctor Cortés Mandujano
Editorial: Almadía. Oaxaca de Juárez, Oax.
Edición: Primera. Junio de 2006


Día del Libro

El 23 de abril es el Día del Libro. Algunas publicaciones han abordado el tema desde distintas ópticas:

La revista mensual Nexos ha publicado en su edición de este mes una lista de la selección de las mejores novelas mexicanas de los últimos treinta años. Destaca Noticias del imperio de Fernando del Paso. Mas >>>

La revista emeequis publica esta semana una semblanza de las 25 personas más influyentes en el mundo del libro. Escritores, editores, libreros. Los que hacen que los libros sean asequibles en las librerías. Más >>>

El suplemento La Jornada Semanal publica un ensayo: El precio único: de libros, lectores y libreros de Juan Domingo Argüelles. Leer completo.

En la imagen: Libreros en el portal del Palacio Municipal de Xalapa, reubicados temporalmente porque la calle donde están asentadas cinco de las librerías que hay en la ciudad. está en obra.

domingo, abril 15, 2007

Andrés Henestrosa en la niña de sus ojos



El protagonista de esta breve biografía escrita por Cibeles Henestrosa es su padre. Por ella ahora sabemos que su nombre original es Andrés Morales Henestrosa, que luego simplificó a Andrés Henestrosa.

Textos breves escritos por Cibeles y ordenados por su hija Cérida, son el testimonio de los recuerdos de la única hija del protagonista sobre su padre, de lo que le ha platicado, de lo que ha escuchado de sus platicas, de lo que le platicó su madre, Alfa Ríos. Una vida de familia singular.

Henestrosa es de origen huave y zapoteco, quedó huérfano cuando era niño, eran pobres. Con esas credenciales, indígena, huérfano y pobre, se presentó ante José Vasconcelos, Secretario de Educación Pública, en 1923, quien en principio lo rechazó y ante la tenacidad del indio recapacitó y le otorgó una beca para que estudiara en la Escuela Normal de Maestros de la ciudad de México, le donó libros de autores clásicos. Cuando la escuela cambio de domicilio, del centro de la ciudad al rumbo de San Cosme, ya no pudo asistir, no tenía para el transporte. Se dedico a leer, ocasionalmente conseguía algún alimento. Se alimentaba con letras. Cibeles recuerda un diálogo con su padre:

-Papá, ¿por qué amas tanto a los libros?
-Porque cuando joven y carecía de todo, hasta de alimentos, la lectura me llevaba a mundos extraordinarios, maravillosos y de ese modo olvidaba que tenía hambre, que tenía frío; mi alma se alimentaba y me sentía satisfecho. ¿No te has fijado que la letra a tiene la forma de un pan?

En sus letras Cibeles, la niña en los ojos de Andrés Henestrosa, recuerda su vida infantil en la ciudad de México, sus años escolares. La vida con su padre escritor, las visitas de sus amigos escritores, pintores, escultores, intelectuales. El festejo de su bautizo en casa del poeta Pablo Neruda, con quien su padre conservó amistad.

Los libros que fue acumulando y que formaron su biblioteca. Como esa biblioteca era lo primordial en su casa. Como fue acumulando libros y libros hasta constituir un gran acervo. Esa biblioteca fu donada a la ciudad de Oaxaca de Juárez y es de acceso público en la Casa de la Ciudad.

En el epílogo hay una referencia a un diálogo de la hija y el padre:

... Otras veces, lo oigo contar: uno, dos, tres... 60, 61... Yo lo inquiero:
-¿Qué es lo que cuentas?
-Mis años –responde-, Trato de recordar qué hice en cada uno de ellos, y agrega:
-Son muchos, muchísimos. Estoy muy viejo.

Este libro fue preparado para los festejos del centenario de Andrés Henestrosa, quien cumplió cien años el 30 de noviembre de 2006. Está ilustrado con fotografías de su archivo familiar, la primera es una foto de sus padres Arnulfo Morales y Martina Henestrosa. En la portada una foto de Andrés sentado con su hija de pie y él portando una foto de su esposa, Alfa Ríos, fallecida en 1993.


Título: Andrés Henestrosa en la niña de sus ojos
Autora: Cibeles Henestrosa
Editor: Migue Ángel Porrúa
Edición: Primera. 25 de noviembre de 2006.

En la imagen, interior de la Casa de la Ciudad en Oaxaca de Juárez, donde se aloja la Biblioteca Andrés Henestrosa.


Más de Andrés Henestrosa en este blog:

miércoles, abril 11, 2007

Meme

La pequeñas memorias de José Saramago, página 123


... Hoy sin embargo, no consigo dejar de pensar en el pobre muchachito, fríamente desalojado por una profesora que debía de saber tanto de pedagogía infantil como yo de partículas subatómicas, si es que ya entonces se hablaba de eso. ¿Cómo le comunicaría él a sus padres, con razón orgullosos de su vástago, que había sido apeado del pedestal por culpa de un forastero desconocido que acababa de aparecer del otro lado del horizonte, como Tom Mix y su caballo Rayo? No recuerdo si llegué a entablar amistad con el desafortunado compañero, lo más probable es que él no quisiera de verme. Es más, si la memoria no me engaña, creo que poco después fui transferido a otra clase, quien sabe si no sería para resolver el problema creado por la poca sensibilidad de la profesora. No es difícil imaginar a un padre furibundo entrando al despacho del director Vairinho para exponer su vehemente protesta por la discriminación (¿se usaba ya la palabra?) de que el hijo había sido víctima. Aunque, la verdad sea dicha, tengo la impresión de que a los padres, en aquellos primitivos tiempos, no les importaba demasiado este tipo de pormenores. Todo quedaba resumido en saber si pasabas o no de grado, si fuiste aprobado o suspendiste. El resto no contaba en las notas.

En esta página Saramago se refiere a una de sus experiencias escolares, cuando le ganaba a sus compañeros de clase en conocimiento de la lengua -portugués-.


A este juego o meme, como le llaman en España y Sudamérica a las cadenas en blogs, me invitó mi amiga Juana Gallo, a ella la invito Mafalda, un ser de este mundo. Tendría que invitar a cuatro bloguer@s a continuar el meme, sin embargo me dio meme -sueño- y tengo que irme.

miércoles, abril 04, 2007

Las pequeñas memorias


Me gusta leer libros de memorias, lo que platican quienes deciden compartir lo que vivieron, sus vivencias, sus amores, sus luchas, sus haceres, sus vivires.

Estas pequeñas memorias que termino de leer son las de José Saramago, así lo conocemos y cada vez más desde que fue reconocido, por su obra literaria, con el Premio Nobel de Literatura. En realidad son pequeñas, por ser un texto breve, para la vida tan intensa que seguramente ha tenido quien ganó un Nobel y también son pequeñas por que se refiere a su infancia y adolescencia, esto eso cuando fue pequeño. Esas vivencias son las que nos platica Saramago en estas pequeñas memorias.

Lo primero que sorprende es que no es su apellido Saramago, como lo reconocemos. No es su apellido por que no lo es de su padre, José de Souza, de quien heredó el nombre y el apellido. Resulta que al padre le apodaban Saramago, era conocido como El Saramago, y el oficial del registro civil, en un gesto de cierta venganza hacia el padre, escribió en el acta de nacimiento del pequeño José de Souza también el Saramago. Por ello ahora lo conocemos así José Saramago, en lugar de José de Souza, hijo de El Saramago.

Él refiere que le gusta la imagen de su hermano Francisco que murió siendo niño, que de alguna manera con lo que ha hecho hace un reconocimiento a su hermano Francisco que no tuvo la oportunidad de vivir más, sino sólo poco tiempo.

De lo que más platica Saramago es su vida en el campo, cuando visitaba a sus abuelos maternos, cerca del río El Tajo, en la villa de Azinhaga. Recuerda los olivos, las sembradíos de maíz, la milpa decimos en México, la cosecha de mazorcas, el cuidado de los cerdos, su venta en los pueblos vecinos, la trayectoria para llevar los cerdos a su venta. La limpieza del gallinero y de las conejeras.

Su aprendizaje de las primeras letras y del idioma francés, por medio de un libro de conversación portugués – francés. Las escuelas a las que asistió. Sus estudios para técnico mecánico especializado en cerrajería. Las aventuras escolares.

El aprendizaje de la sexualidad, la exploración de su cuerpo y el conocimiento y exploración del cuerpo femenino.

Habla, más bien escribe, y publica una foto de su madre, de su belleza. Escribe sobre su padre, quien emigrado del campo a la ciudad es en ésta un agente de la autoridad, es policía.

Recuerda a sus amigos. Especialmente recuerda a José Dinís, quien murió joven. Recuerda a sus abuelos, especialmente los maternos con quienes compartió parte de su infancia.

Relata sobre el paisaje de Azinhaga, su exploración de las cercanías de El Tajo y sobre el lecho del mismo río.

Saramago relata sus memorias de cuando era pequeño.


Título: Las pequeñas memorias
Autor: José Saramago
Editorial: Alfaguara
Edición: Primera, Febrero de 2007.