jueves, septiembre 28, 2006

La novela perfecta



Ésta, la novela de cómo se podría y estaba haciendo la novela perfecta, fue escrita por Carmen Boullosa. Terminé su lectura hace una semana. No podía dejar pasar otro día para escribir la reseña. La escribo en el puerto de Veracruz, después de haber visto por la tarde la Isla de Sacrificios.

El personaje creado por Boullosa, un escritor, nos platica y lo hace en primera persona, las vivencias para crear la Novela perfecta.

El escritor conoce en Acapulco a quien siendo lectora de su opera prima, será su mujer y con quien vivirá en Nueva York, donde ella trabaja en un despacho de abogados y él, al unirse a ella se dedica a crear la novela. Lo hace con toda la calma. Es decir sin hacer nada. Sólo pensando y creando en su cerebro la novela que él dice es perfecta.

La narración se complementa con la de la vida en la gran metrópoli. La convivencia, es decir el compartir el espacio que es la inmensa ciudad, entre los inmigrantes de distintas nacionalidades, con más detalles de la vida de los latinoamericanos.

Hay también mención a la negociación de contratos entre los gringos, abogados, cláusulas, etcétera, para crear la novela y pagar al creador, el escritor que no escribe, y los demás implicados.

La novela perfecta se empieza a hacer cuando el escritor, que ya no escribe, es convencido por su vecino, quien es tecnólogo y ha creado una sofisticada máquina cuyos sensores colocados debajo de la lengua del escritor, que para crear la novela tampoco habla, sólo la va pensando y ésta va grabándose a través del aparato. Un ejercicio de ficción que algo tiene de similar con la idea de la televirtual expresada en la novela de Laura Esquivel, ...del amor.

Una falla del aparato grabador o error al hacer la grabación hecha a perder todo lo avanzado. Queda sólo la ideas de cómo se podría hacer la novela perfecta.

De lo rescatado de la grabación, cito un fragmento que muestra un buen manejo de las palabras:

Nadie se daba cuenta de quien era el otro, ni del espacio que ocupaba, ni del lugar; nadie era nada para los unos y para los otros; nadie sabía quién era, ni a quién atacaba; y tan se penetraban, como se golpeaban, como se besaban. Sin que nada pareciera cargar ningún sentido, y de inmediato los unos a los otros comenzaron a ... ¿cómo lo explico?...


Título: La novela perfecta
Autora: Carmen Boullosa
Editorial: Alfaguara
Edición: Primera, junio de 2006.

sábado, septiembre 23, 2006

Exposición Letras Latinas 2006



Hoy por la tarde, en Amarillo, vi una exposición de tipografía. El motivo fue la celebración del Día del Tipógrafo. También, la comnemoración del 467 aniversario del establecimiento de la imprenta en México -25 de septiembre de 1539-.

Este espacio dedicado al diseño, en colaboración con organizaciones de paises latinoaméricanos, abrió al público una singular exposición de carteles de la Bienal Latinoaméricana de Tipografía. Letras, letras...

Varios de los nuevos diseños de letras me gustaron. Aquí comparto dos de ellos. Mixa, con una textura suave, tranquila y otra que he identificado como Chocolate, para acompañar la merienda sabatina o el desayuno dominical.

Letras, palabras, frases, párrafos, textos, cuentos, novelas, historias, enciclopedias, libros, libros...



miércoles, septiembre 20, 2006

Itinerario. Directorio cultural de Hispanoamérica



Hoy, con mucho agrado, recibí el mensaje del editor de Letralia, Tierra de letras, Jorge Gómez Jiménez, avisándome que este sitio de reseñas de lecturas está incluido en Itinerario, Directorio cultural de Hispanoamérica.

En ese Itinerario se publican artículos sobre literatura y ligas a otros sitios de la misma temática en la Internet y su blogosfera.

Están invitados a recorrerlo...

sábado, septiembre 09, 2006

María Antonieta Rivas Mercado



En mi visita de hoy a la librería, después participar en mi clase, al iniciar la tarde, me encontré este ejemplar escrito por Andrés Henestrosa.

Explica el autor a manera de prologo que éste es el guión que preparó para la película Antonieta, que al producirse se apartó de lo que él había preparado.

Antonieta una mujer ejemplar, nació al concluir el siglo XIX, su padre fue el arquitecto Antonio Rivas Mercado nacido en el entonces territorio de Tepic y hoy estado de Nayarit en el occidente de México, proyectista del monumento conocido como Columna de la Independencia, su madre Matilde Castellanos Haff de Oaxaca, sur del país.

Relata Henestrosa la intensa vida de Antonieta. Educada en su casa, aprende francés e inglés. Siendo niña acompaña a su padre a Europa. Conoce París, sus múseos, sus eventos de arte y cultura, le gusta. Antes que juguetes ella prefirió que le compraran una maquina de escribir, para redactar cartas y sus vivencias de viaje.

Muy joven se casó con el inglés Alberto Blair con quien tuvo un hijo, Antoñico. Se separó del marido divorciándose.

Fue mecenas de artistas, escritores, músicos. Entre sus patrocinios iniciales destaca la formación de la Orquesta Filarmónica de México, ahora convertida en Nacional.

Fue de amores intensos. Amó al pintor Manuel Rodríguez Lozano.

Fundó el teatro de Ulises en el centro de la ciudad de México, preparó, junto con algunos de sus amigos creadores, la puesta en escena de varias obras.

Participó con entusiasmo en la campaña presidencial de José Vasconcelos en 1929. Relata Henestrosa la pasión amorosa que vivió con el candidato. Antes de terminar la campaña, partió a Nueva York. De el amor vivido con el intelectual y político escribió más que una carta un poema, según cita el autor:

Crueldad azul de las montañas frías –recorte perenne de su pasmo fijo de su goce o dolor, pureza pura –montañas en perfil, dimensión única –espinas del recuerdo prisionera –casco diáfano del horizonte mío –el cielo impenetrable, penetrado -¿es mi alma el filo de vuestro perfil, perfil del horizonte? –huid...Escucho el ritmo cojo del tren sobre los rieles –tren que sabe solfear –más rápido, más rápido. El destino me espera. Ayer nacía -¿acaso hoy? Del parto, el recuerdo de ansias mortales, de mí, nada sé. Fuerte vendaval que sacudes los frutos maduros, leve cicatriz; beso de la savia previsora a la rama que se queja en el recuerdo. Pasos que caminan al presente claro –lejana inquietud. La tierra que se comba finge una certeza –que trajera el saber, en los ajos en lágrimas, el grito en la garganta seca. ¿Así había de ser?

En Nueva York conoce entre otros a Federico García Lorca, el poeta español. Regresa a México por su hijo. Parte con él y el pintor Rodríguez Lozano a Nueva Orleáns y de allí a París.

Entra en contacto con Vasconcelos, quien allí vive exiliado después del gran fraude electoral que le impidió ser Presidente de México. Colabora con él en su revista La Antorcha.

Al poco tiempo decide terminar todo. Escribió en su diario: Terminaré mirando a Jesús; frente a su imagen, crucificado... Ya tengo apartado el sitio, en una banca que mira al altar del Crucificado, en Notre Dame...

Henestrosa, quien tuvo de mecenas a Antonieta, termina:

Era la mañana del 11 de febrero de 1931. Sobre el ruido del disparo se hizo el silencio eterno.

Hoy su recuerdo lo tenemos en el rostro de la Victoria alada que corona la Columna de la Independencia y que conocemos como Ángel, en una de las glorietas del Paseo de la Reforma en la ciudad de México.


Título: María Antonieta Rivas Mercado
Autor: Andrés Henestrosa
Editorial: Miguel Ángel Porrúa
Edición: Primera reimpresión, abril 2005, de la primera edición de marzo de 1999.


En la imágen, de El Corzo. Los paranóicos, Antonieta Rivas Mercado, Manuel Rodríguez Lozano, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Lupe Marín.